Una leyenda que refleja la esencia del amor apasionado. Se ha divulgado esta historia especialmente gracias a la ópera de Wagner.

Leí hace tiempo esta novela romántica de la Edad Media, sobre la que tomé notas que ahora desarrollo para analizar pormenorizadamente lo que cuenta, pero no sólo la historia sino su fondo, sobre el que elucubro como lector y me conmueve al volver a ella.

Los estudiosos afirman que se trata de la primera novela de amor del mundo occidental, de amor y se sobrentien de la sexualidad, porque se especifica y no sólo se da entender. Como en todas las primeras novelas que se escribían en aquellos siglos pasados hay un enfrentamiento dentro de cada personaje entre su naturaleza y la cultura y sociedad en la que viven con sus normas, su moral, costumbres y creencias.

El nombre Tristán se asemeja a la palabra “triste.” Su nombre viene de Tantris. Lucha contra Morholt que va con 300 jóvenes a Cornuelle en la isla Sansón. Da la impresión que muchos nombres están elegidos con un significado para contextualizar la historia.

En aquella batalla Tristán es herido con una espada envenenada. Quedó herido y el una barca le llevan lejos, a Irlanda. Le acompaña un músico que toca el arpa. Es hijo de Rinalía, rey de Leonís, y Blancaflor. Tiene un tío que se llama Marcos. Nombra a Governal maestro y ayo de Tristán. Cuando se recupera se hace pasar por un juglar que toca el arpa. Recordemos que el arpa es el símbolo de Irlanda desde el siglo XIII, desde que el rey Brian Brunda capitaneó las batallas llevando un arpa.

Iseo la Brunda, la rubia, embalsama a Marholt que muere a manos de Tristán, al que ella odia. Es hija del rey de Irlanda.

Cuando se ha curado Tristán vuelve a Tintagel, le recibe su tío el rey Marcos, que no tiene hijos. Le deja a su sobrino el reino. Algunos de la corte le odian, más por envidia. Le acusan de nigromante. Quieren que se case y tenga hijos que hereden el trono por línea directa. Dos golondrinas llevan un cabello. Es tomado como una señal de quien ha de ser con quien se ha de casar el rey. Tristán con 190 caballeros van a buscar a esa dama, disfrazados de mercaderas, que resulta ser Iseo.

Durante el viaje Tristán por su cuenta y riesgo va al Valle del Infierno para luchar contra un dragón. Lo mata y le corta la lengua. Él se desmaya. Entonces un tal Aguynguerren corta la cabeza al dragón y pide la recompensa: Casarse con Iseo. Pero quienes cuidan a Tristán hacen que se recupere y descubre que fue él quien lo mató.

Cuadro de Dalí sobre esta obra.

Iseo es la princesa de los cabellos dorados y deberá casarse con el rey Marcos. Runa, la sirvienta de la reina, da a su señora un brebaje para que lo tomen ella y el rey con quien se ha de desposar, de manera que no podrán vivir separados uno del otro. Durante el viaje tiene sed y bebe de esta pócima que es un “veneno de amor”, por error de la sirvienta que lo ha puesto donde debería estar el agua. También él, Tristán.

Iseo que quiso odiar a Tristán no pudo sino lo contrario y se besan en los labios gozando las alegrías del amor. La fuerza del amor les arrastra con sus alegrías y dolor. “Se estremecieron de deseo, abandonándose al amor.” Pienso que esto es una metáfora, una manera de contar que la pasión nos arrebata, nos viene impuesta al no ser algo que podamos elegir. ¿Una pócima?, pero no haría falta, sin embargo hace falta que se vea en el argumento literario. En la modernidad se mira al inconsciente para entender tales arrebatos.

La novela es diferente a lo que cuenta Wagner en su ópera, quien hace ver que ella quiere matar a Tristán por haber matado a su prometido, pero en la novela se confundió al beber el brebaje.

La novela entra en un conflicto entre la moral, la mentalidad de la época y la naturaleza humana, por otra parte una liberación frente a las ataduras de la costumbre y manera de entender las relaciones maritales impuestas. Iseo se casa con el rey Marcos. En su noche de bodas apagan la luz. Entra Bragel, la sirvienta de Iseo y se mete en la cama haciéndose pasar por su señora para que no descubra el rey el deshonor de Iseo, que veía en secreto a Tristán, que es el encargado de custodiarla.

Iseo manda matar a su doncella para que no lo cuente. La llevaron viva y la ataron.

El amor les acosa y hostiga como un ciervo sediento que va al río”, a los dos amantes: Iseo y Tritán.

Andret, un enano al servicio del rey, descubre la relación entre ambos. Se lo cuenta al rey que decide espiarlos. Los descubre, pero hacen teatro fingiendo que no hacen el amor, que esas sospechas son mentira. El rey Marcos perdona a su enano que le chivo aquello porque cree que se ha equivocadso. Pero varios nobles ven a ambos en el lecho real. El enano se ve reafirmado y van a por la “flor de harina”. Tristán salta de la cama, pero sangra al hacerse una herida. Atan a los dos, pero el pueblo quiere al valiente caballero y piden clemencia para él. Marcos no obstante prepara la hoguera para quemar a los dos.

Tristán escapa, entonces matarán a Iseo como venganza, pero para que sufra más la entregan a los leprosos. Tistán la libera. Los nobles le envidian. La paraje va al bosque donde “dormirían el uno en los brazos del otro.” Llegan a una ermita. Los nobles sueltan al perro de Tristán para que vaya a buscarlo. Tristán está cansado. Un florestero les descubre y avisa al rey Marcos. Se visten cuando descubren el rey va a llegar y ponen una espada entre ambos. Marcos los ve, pero están vestidos y duermen (se hacen los dormidos), sus bocas separadas y sus cuerpos también por una espada. Piensa matarlos, pero razona que es un loco amor el suyo, pues no están unidos.

El rey coge el anillo de Iseo y cambia su espada por la de Tristán que los separa. Y deja su guante. Al verlo después los dos amantes temen una venganza y huyen. Les ha hecho saber que los ha visto. Los dos amantes huyen a Gales donde pasan dos años. Sucede que al pasar un año más se pasa el efecto del brebaje. Tristán se arrepiente de aquella pasión. Reconoce que le hizo mal beber el venenos del amor. Un ermitaño le advierte que el amor le ha llevado por el camino del pecado. Es toda una reflexión sobre los sentimientos, que a través de la literatura se trasmitía al pueblo y a la sociedad en general. Pero el autor admite que ese amor es nuestro destino natural. Más allá de toda regla y compostura. Según algunos libros de texto que incorporan esta novela lo definen como una “idealización del amor.” Pienso que lo que idealiza el amor es ver las diferentes pasiones como algo incorpóreo.

¿Es el amor culpable cuando un hombre y una mujer se dan el uno al otro? Si es así pecan, pero el arrepentimiento hace que sean perdonados. Tristán escribe una carta al rey diciendo que solamente la salvó de los leprosos. El rey acepta la reconciliación. Ideo quiere el perro de él en prenda. Él el anillo verde de ella.

Vuelven a la corte. Tristán se queja de que haya sido juzgado sin un juicio. Se hará para Iseo. Al juicio acude Arturo. Un jorobado leproso se disfraza de Tristán. Es todo demasiado enrevesado, pero saca mucho del inconsciente humano. Una historia hilarante para nuestros tiempos y quizá para aquellos también, pero entretenida.

¿Qué sucede en el juicio? Ella, Iseo, jura que nadie de los presentes entró entre sus piernas, ni el leproso (disfrazado de Tristán) ni el rey Marcos. Dice que su refugio son sus sueños. Ella no miente, porque ninguno de los dos hizo el amor con ella. El rey con la criada de ella y el otro es el leproso con quien no ha cohabitado.

¡Pero! Aparece nuevamente el deseo en Tristán. Se abrazan a escondidas y “se entregan al amor y al placer.” Vemos un gran contenido erótico en un escrito del s. XII. Aunque en verdad se trata de una leyenda de la que constaban textos y escritos sueltos y el bagaje de la cultura oral. Pero en el s. XIII Chrétien de Troyes escribió la novela que sobre estos personajes recopilando lo que había oído y leído en los trozos de lo que quedaba por escrito.

Alguien regala a Iseo un cascabel mágico que quitó a un perro. Escriben en una rama de avellano: “Ni yo sin ti, ni tú sin mí.”

Se pregunta el autor “¿puede existir deleite sin amor?” En esto, que bastante complicado está, aparece otra mujer llamada también Iseo en otras tierras, la de las Blancas Manos, que se parece mucho a la otra del cabello dorado. Es hija del duque de Bretaña. El rey la acaba poseyendo, “sin descanso deseo su cuerpo que el rey posee.” ¿Qué puede su amor contra el placer que da al rey? Hoy se concibe como una violación en toda regla, cuando en aquellos tiempos del medioevo fue un derecho. Como lo fue para los nobles el de pernada, poner la pierna en la cama de cualquier mujer plebeya que deseara y cohabitar con ella. Ley que suprimió por primera vez el rey de España Fernando el Católico cuando había muerto la reina Isabel.

Se «casan»consuma» el matrimonio por fin. “¿Cómo rechazarlo? Tristán entonces no quiere acercarse a ella. A Iseo que le dese, le dice que se ha ido con otra mujer. Finge estar alegre. No para de pensar en ella. Iseo, la otra, la de las Blancas Manos también se enamora de Tristán, pero sin filtro de amor.

Tristán pelea contra un gigante al que vence y lo pone a su servicio. Le hace una pierna de madera porque en la pelea se la cortó. Descubre una gruta en la que Iseo aparece pintada en una de sus paredes. La novela se convierte en un laberinto. Iseo la Blanca está triste al no tener placer con el rey Marcos al que no ama. Iseo la Rubia piensa en Tristán. Vive virgen. Se ríe cuando alguien la salpica al pasar por un charco. Con atrevimiento escribe a su hermano contando aventuras “más alto de lo que hizo mano de un caballero.” Vemos que la historia está cargada de erotismo. Su hermano se enfada y la llevó a la cueva. Por esto es de suponer que la que está pintada es ésta. Así se justifica lo que vio Tristán.

Pero el embrollo continua. Brangel, el aya de Iseo, mantiene relaciones sexuales con Kaherdín que acompañaba a Tristán, siendo la relación del agrado de ambos, ella “le dejó hacer su voluntad.” Vemos un ejemplo más de que los caballeros no son místicos sino pasionales, que mantienen relaciones sexuales y tienen sentimientos eróticos. Esto es contra lo que va a luchar Cervantes en su novela del casto caballero don Quijote que idealiza a la mujer Aldonza en su imaginario, a la que llama Dulcinea del Toboso. No olvidemos que escribe este genio de la literatura, rey de las letras castellanas, en su obra magna: “La primera razón para desenvainar la espada y poner en riesgo su persona es defender la fe católica.” Él lo hizo con un trabuco en la batalla de Lepando, con armas blancas donde hiciera falta y con la pluma como soldado que se hace escritor.

En verdad don Miguel de Cervantes no caricaturiza a los caballeros andantes, sino que tergiversa la relación de éstos con sus damas. Leemos en esta novela de Tristán e Iseo: “quiere una compañera para su lubricidad.” Algo inadmisible para la jerarquía de la iglesia al menos para el pueblo, porque en aquellos tiempos las relaciones del clero con barraganas y amantes estaba al orden del día. Hasta que llegó una ola con el cardenal Cisneros (s. XV y XVI), que continúa en tiempos de Cervantes un siglo después con un colectivo de sacerdotes que ante tanto desmadre y deciden poner orden y restricciones sobre todo en el ámbito sexual.

Cervantes tiene la habilidad de vestir a su hidalgo caballero de un sentimiento tan cierto y real como la sexualidad y de una fuerza también arrebatadora: el enamoramiento. Sentimiento que describe a la perfección y por eso hace creíble a este personaje central de la literatura. Tal es su maestría. La locura es un disfraz de los caballeros, la locura de don Quijote, una excusa literaria, como lo es la de Tristán. Sin este aspecto nadie puede entender la historia de la literatura y salir de prejuicios, pues la novela caballeresca es eminentemente erótica, carnal y no fantasiosa, aunque se base en historias irreales. Se vació de cuerpos de los personajes la literatura a partir del siglo XVII en general y salvo extrañas y perseguidas excepciones, la sexualidad quedó silenciada. Hubo un cierto resplandor erótico, hasta la revolución literaria a comienzos del siglos XX con las novelas de Proust y Joyce, que yo sepa y más adelante muchos más.

Sigamos con la novela: Keherdelin huye con Tristán, vestido éste de mendigo. Aparece en una iglesia en la que está Iseo, quien no puede manifestar su amor por él porque está con el rey. Tristán quiere morir, se entristece. Se vuelve a la nave. ¿Quién no ha vivido esta historia a su manera en la adolescencia? ¡Ay! ¡Y que tenga que contarla una obra medieval!

En su nuevo periplo Tristán recibe una pedrada en la cabeza al intentar un asalto a una nave. Se tiene que rapar el cuero cabelludo. Va Bretaña y cuando se repone vuelve a Cornualla. Se hace el loco, un “picolet.” Declara a Brangel que muere por la reina porque es insensible, que se lo ha de contar para librarse de su locura. Pero Iseo no cree que el loco sea Tristán, por más que éste insiste.

Me pregunto si se disfraza o es realmente una locura de amor. Descubre que sí que es él. Se desvanece al saberlo, pero recobra el sentido y “se dan besos en la boca”, de esta manera lo describe el autor sin milongas ni costarse un pelo.

No queda ahí la cosa. Cuando el rey va de caza se acuestan. Son descubietos ¡otra vez! Sin embargo se vuelven a vestir cuando un pájaro pequeño se posa en el borde de la ventana y dice que el rey va a llegar y ponen nuevamente una espada entre ambos. Marcos los ve, pero están vestidos y duermen, sus bocas separadas y sus cuerpos también por una espada. Piensa matarlos, pero razona que es un loco amor el suyo, pues no están unidos. Es por esta escena que se dice cuando alguien va a contar algo inesperado: “Me ha dicho un pajarito.”

A pesar de todo el enano va contra él porque años atrás resulta que secuestro a su dama, Escolt, luchan él y sus hermanos contra Tristán que da muerte en la pelea a su enemigo. Y Tristán nuevamente es herido. Manda a su sirviente Kaherdín con el anillo a buscar a Iseo. Ésta le había pedido que no amase nunca a otra mujer. Y él fue fiel. Un adivino enciende dos velas, una blanca y otra negra. Si la blanca dura más vendrá. Algo que va a ser determinante en el desenlace de la narración.

El autor manifiesta una descripción de la mujer, de su época y según él: “Hay que cuidarse de la ira de una mujer allá donde haya amado, porque más se vengará.” Resulta que advierte esto porque Iseo, la de las Blancas Manos, aparece de nuevo y le oye sobre el amor a la otra, que ella no sabe que se llaman igual. Le irrita que piense en otra y prepara una venganza porque le ama.

Iseo, la original, la rubia, acude a la llamada de Tristán. Entonces viene la tormenta de la historia. Volveré a leerla escuchando al mismo tiempo la ópera de Wagner. Sólo de leer las notas que tomé se me vuelven a poner los pelos de punta. Mientras escribo pongo este pieza musical. Perdonad que me apasione, pero quisiera trasmitiros la pasión por ¡leer esta novela!!!! ¡Leedla! y dejaos llevar. Como diría Sartre “la vida es una pasión inútil”, pero pasión al fin y al cabo.

Escena de la ópera de Wagner basada en la novela.

Sigamos que ya queda poco:

Iseo, la otra, oye lo que dice Tristán. Le irrita que piense en otra mujer. Le ama. Prepara su venganza. (No se da cuenta que en realidad le ama a ella, cree que son la misma. Con lo cual nos está trasmitiendo esta obra es el complejo mundo de los sentimientos que nos hacen ver lo que no es.) Iseo acude a la llamada de Tristán. Está cayendo una gran tormenta. La vela blanca es la que se deshace más despacio, pero, ¡pero!, Iseo, la de las Blancas Manos, le dice que es la negra. Tristán lo cree y decide morir “por nuestro amor.” Muere. También estás novelas advierten sobre los engaños que nos hacen tomar decisiones drásticas. Pensemos en el drama “Otelo” de Shakespeare, también él es engañado, por eso en verdad no son celos lo que le hacen asesinar a su amada, sino la traición y el engaño.

No debería seguir porque la emoción me embarga, y como diría mi amigo Melquiades, “cuando esto ocurre el cerebro se perturba.” Llegaré hasta el final, dejando que mi corazón se altere nuevamente.

Llega Iseo, la primera, la Rubia, a la que amaba, corre hacia él: “No hay razón para que yo viva, habéis muerto por mi amor, yo lo haré por el vuestro.” Iseo se extiende junto a su amado, le abraza, le besa en la boca y el rostro. Muere de amor.

El rey Marcos supo lo del filtro de amor y se lamenta de todo lo sucedido. Los entierran juntos en un monasterio. Sobre la tumba de él nace una viña. En la de ella un rosal. Las hojas de las ramas del viñedo abrazan el rosal. La muerte no les ha podido separar.

Mi conclusión final es que la única manera de contrarrestar la inteligencia artificial es leer novelas de caballería, en especial del s. XII al s. XV, con “Amadís de Gaula” de Garci Rodríguez de Montalvo como colofón.

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