Este libro es el que se propuso para la tertulia “Joaquín Colín” del año 2024, que se celebra una vez al año. Este año la número XXIV. Además añadiré reflexiones sobre otros dos obras del mismo autor: “El Paraíso recobrado” y “Sansón agonista”. Son historias escritas en forma de poesía, que para mí vienen a ser “la Biblia en verso”. Para mí es una historia sabida, que poco aporta. Da una versión anglicana, que era su fe. Según Javier Cartago es una obra típica renacentista. Tal es su contexto, pero un libro hay que analizarlo por sí mismo.

Nos puede hacer pensar sobre el origen del pecado, asociado al sufrimiento en la tierra, de alguna manera superar esta circunstancia será el sentido de la vida, y la necesidad de lo religioso, sus ritos como el bautismo para librar al católico del pecado original. Da un sentido a la existencia, para aquel que crea esta historia desde la fe. Pero ¿quién no la crea?, le sirve para filosofar o más bien divagar sobre el bien y el mal, la libertad, pero en el libro todo sucede en relación a Dios. Sin la misma el libro queda vaciado de contenido. El interés puede ser indagar sobre la mentalidad religiosa.

Plantea el tema de la libertad, la libre elección, pero claro fundamentado en la existencia de un Dios creador, sin el que la obra carece de sentido. Aborda la caída del hombre en el pecado, la tentación y una doble rebelión, una en el cuelo por los ángeles rebeldes capitaneados por Satán y otra que éste promueve al tentar a Eva que hace que desobedezcan a Dios, quien no abandona al hombre, pero ha de ganar su salvación por sí mismo, cada ser humano será responsable de su conducta.

Presentan este libro como un poema épico, ¡un largó poema!, pero desde mi punto de vista retórico y hasta artificioso. Hay mensajes en torno a la crítica del catolicismo, pero la versión en líneas generales es la religiosidad contada de una manera que parezca teatral. A mí no me ha llenado. Acude a la mitología, a un lenguaje solemne y rimbombante, pero no me parece que aporte demasiado ni a la literatura ni a la Historia sagrada, que es la que es.

John Milton

La palabra “Paraiso” tiene su enjundia. A nivel celeste es donde los bienaventurados gozarán de la presencia de Dios. En la tierra, donde Dios colocó el jardín de las delicias para que vivieran en él Adán y Eva. Es allá donde los crea, al primero de barro y al segundo de la costilla de él, para que tenga compañera. Es una palabra antigua que proviene del indoeuropeo que quiere decir “valla” o “alrededor” y “crear” o “hacer”. Es un lugar cerrado, pues cuando Dios echa a sus moradores van al mundo, al resto de la tierra, y un ángel se encarga de guardar este recinto con su espada flamígera, el arcángel san Uriel (“fuego de Dios”), que fue quien les anunció su expulsión.

Un ejército de espíritus se rebela en el cielo contra Dios bajo el mando de Satán, da lugar a una “irreconciliable guerra”. Acusa a Dios de ser un tirano. Tal es que amenaza con “un eterno castigo”. Para Satán “reinar vale la pena…es mejor reinar en el Infierno que servir en el cielo”. Tal planteamiento es un incentivo para la rebeldía. Ocurre que quien se rebela también pone sus reglas, sus normas y las impone a los suyos. Definen el cielo como “un tiempo perdido”. Ya por el título y el de la obra posterior, me hizo pensar si influiría en la obra de Proust, “En busca del tiempo perdido” y de su tomo final: “El tiempo recobrado”, pero no he encontrado nada al respecto. Tampoco le cita, que yo sepa, el autor francés.

El demonio se convierte en una deidad, que se viste de ídolo para ser adorado por los humanos. Esto vendrá después. Recorre pasajes del Antiguo Testamento y espacios geográficos con sus personajes, abordando el devenir del pueblo judío. Del rey Carlomagno a Moisés y entre medias Mammón, el espíritu menos elevado.

“La paz no puede esperarse, porque ¿quiénes / pueden pensar en sumisión? Guerra pues.”

Satán quiere conquistar el cielo, ocupar el puesto de Dios, se supone que para serlo él, “no doy el cielo por perdido”. Le expulsan del mismo las huestes de arcángeles, sobre todo san Miguel (cuyo nombre significa “¿quién como Dios?”), Gabriel (“fuerza de Dios”) “En el cielo combatieron”, Uriel (Dios es luz).

Por oponerse al cielo les espera el castigo eterno, Belcebú se da cuenta que no podrán dejar de luchar. “La guerra fijó ya nuestro destino”. “Levantan guerras que devastarán la tierra”. Los serafines escoltan a Dios con armas. Es una lucha de Poder. Una rebelión armada que hizo que fueran desterrados. Crearon un ejército de espíritus celestes.

Esta rebelión celestial se repliega en conquistar al hombre en la tierra, para que no ocupen el espacio que dejan los ángeles rebeldes en el cielo, aunque se supone que los humanos antes de la caída fueron inmortales, pues la muerte les viene a consecuencia del pecado original. Quizá haya que suponer que otras personas pulularían fuera del Paraíso, que es adonde van Adán y Eva. Viven en “un deleitoso jardín”, “de felicidad y amor”. “La traición la cometieron libremente”, no lo sé, pues fue fruto del engaño, ¿o de una tentación? La lucha contra Dios de los ángeles que siguieron a Satán, sí que fue a conciencia. Dios dice: “Libre les hice y libres deberán permanecer hasta que se esclavicen”.

El Hijo de Dios, para Milton una entidad en sí misma, rechazando el misterio de la santísima Trinidad, se hará hombre entre los hombres, hecho carne”, para indicarles el camino de salvación, que cada individuo deberá recorrer, so pena de ir al infierno el reino de Satán. Al ser derrotado pretende hacerse con el botín de la Tierra, el ser humano, para ser adorado en el trono del Infierno. Este será el fundamento de fondo de la idolatría, que hace que se aparten los ojos de Dios.

La obra va avanzando hacia lo que sucedió en el Paraíso, buscando un sentido anterior que indique una causa, el porqué. Dos árboles quedan prohibidos, el de la Vida, que haría que fueran inmortales, que se supone ya lo eran, pero Adán y Eva son expulsados para que no lo coman, cuando se van por haber comido del árbol prohibido, el de la Ciencia del bien y del mal, el árbol del conocimiento. Les dará la libertad de elegir un camino u otro. En este asunto está el meollo de la cuestión: la libertad humana, la que nace de la libertad filial “auténtica libertad del hombre”, sin que Adán y Eva sean iguales “porque su sexo diferente parecía”.

En esta tesitura podemos atisbar o reflexionar la salida del estado natural del homo sapiens, donde “no existía la vergüenza impúdica de lo que pertenecía a la Naturaleza”, pues “desnudos transitaban”. La manera de contarlo en la Biblia y sacralizar esta historia lo vincula a Dios, pero hay un hilo conductor de que es una historia que tiene un fondo real en cuanto la especie humana deja de ser naturaleza, especia animal,. Para convertirse en un ser social, inteligente, consciente y por lo tanto ha de elegir su camino desde la conciencia. Todo este proceso irá evolucionando. Desde la religiosidad es lo que indica el camino de la salvación. “Los animales terrestres se tornarán salvajes”, “los otros animales deambulan inactivos”. . Llama a Eva “madre de la raza humana”, luego es esta cuestión la que se dilucida. Abramos el símbolo para adentrarnos en una realidad real. Y la cuestión que propone es: “¿Por qué prohibida la ciencia?”, el conocimiento.

“El infierno abrirá sus anchas puertas”. El ser humano ha de superar su animalidad, como especie y mamífero, para culminar el proceso de civilización que exige el control del instinto, por una cuestión de convivencia.

La promesa de Dios ha sido crear una raza que cubrirá la Tierra y glorificará la bondad infinita de Dios. Satán franquea los límites prescritos. ¿La idea es transformar a los hombres en dioses?, pretensión banal, pues sus limitaciones le permiten ser, con expresión nietzscheana, humano demasiado humano. En esta obra se hace visible este conflicto desde la metafísica a lo más carnal, debido a que lo que aparece finalmente es la sexualidad entre el varón y la mujer.

Satán se propone destruir la Humanidad. ¿Hacerla su esclava?, ¿o si no de Dios?, ¿tal puede ser su destino, ¿elegir a quién servir? “Dios estableció que por naturaleza fuera libre la voluntad del hombre”. “Porque amamos con toda libertad, según la voluntad de amar o no”. El amor y la sexualidad junto a la libertad son los dos grandes temas de esta obra, que bien podría simbolizar la evolución de le especia humana cuando deja de adaptarse a la naturaleza y empieza a ser consciente, homo sapiens, de manera que adaptará la misma a sus necesidades y a su voluntad, quizá de Poder. Lo mismo que cuando se han de ganar el pan con el sudor de su frente, ¿podría significar, simbolizar, el paso de la sociedad recolectora a la agraria? Pero la historia bíblica es la que cuenta, pugnando como anglicano con protestantes y católicos.

El serafín Abdiel cuenta que no eran como son ahora, cuando se dirigen a ella, “a nadie conocemos anterior, hemos sido engendrados y creados por nuestra propia esencia y en virtud de nuestro poder vivificador”. Ha resistido la tentación de Satán para rebelarse, “único fiel de todos los infieles con multitud de traidores”, que serán destruidos.

Miguel es el príncipe del ejército celeste. Nombre, “Miguel”, que significa ¿quién como Dios? Gabriel hará proezas militares en la guerra que se desencadena en el cielo por “la horda impía de fieles”, que serán “arrojados de la gloria de Dios”. Tuvieron envidia de Dios. “Combatían millones de ángeles indómitos”.

Los ángeles vencen al Enemigo en la guerra interna del cielo, pero Satán ha infiltrado la maldad. Está decidido a ganar o cambiar el cielo, “libres viviremos si no reinaremos”. Un planteamiento que sólo tiene sentido en la metafísica de un Dios concreto. Han de morir por aniquilación. Todo esto podría simbolizar la salida del ser humano de la Naturaleza, su esencia homínida deja la simia de la que procedería. Pero no se ajusta para nada.

El discurso de la libertad es uno de los hilos conductores de esta historia, donde no sirve la doma. Dios no interviene por la libertad humana. Los rebeldes consiguen rivalizar con el Poder eterno. Insisto en que es un texto absolutamente retórico, sin más por mucho que represente la literatura renacentista. Para Javier Cartago es una manera de salir del oscurantismo medieval, donde el miedo y el sometimiento es la función de la Historia sagrada, a una época en que el hombre podrá asumir su circunstancia y participar en ella, actuar como sujeto.

El arcángel Rafael advierte a Adán del árbol prohibido. La mente es como el alimento, pues hay que saber qué puede abarcar, el exceso oprime. Por eso se trata de hacer que la tierra se convierte en Cielo y este en Tierra, mediante una unión eterna. Dios ha creado el bien y el mal, y los humanos han de ocupar el cielo que los rebeldes han dejado vacío. Por eso Satán pretende hacer que los humanos vayan con él adentrándose en el Caos y el Mundo. La muerte será la pena impuesta.

Eva y Adán hablan entre ellos, resuelven los puntos conflictivos “con graciosas caricias conyugales”. “En la Tierra, tan pequeña comparada con el cielo”. Le dice Dios a Adán que para él el cielo es demasiado alto, que disfrute del Paraíso y de su hermosa Eva, que sea humildemente sabio.

“¿Cuál es el origen de la vida humana? / Porque ¿quién conoce su propio origen?”

La obra entra en materia, solo que sobre asuntos de sobra conocidos: Dios les dice que les dona el paraíso, pero les prohíbe comer del Árbol de la Ciencia del bien y del mal, igual del que está a su lado, el Árbol de la Vida. Puede interpretarse como que el homo se convierte en un fruto de esos árboles en los que vivió, entorno a ellos, y al bajar adquirió conciencia, de la muerte, de su sexualidad como responsable de la fecundidad y han de organizarse como grupos incipientes, semillas de lo que miles de años después será la sociedad.

“Quebrantado el mandamiento morirás… Serás echado a un mundo de dolor y de miseria”. “La pasión no es verdadero amor… el amor no se hunde en el placer carnal”. Observo dos temas fundamentales como pilares de esta obra: la libertad humana y la sexualidad. “¿Se aman los espíritus celestes?” “Sin amor no hay felicidad”. “Con el aire se abrazan los espíritus”. La carne se une con la carne, al alma con el alma. Advierte de tener cuidado no sea que la pasión incline el libre albedrío a hacer algo que jamás aceptaría. Quizá esta reflexión sea el busilis de la cuestión que trata.

Para el Hombre construye Dios la Tierra. Pero Eva se queja de que “todo lo bueno para mí se vuelve prohibido”. Satán convertido en serpiente la engaña, más que tentar, diciendo que él la come y no le pasa nada, que ¿por qué esas duras amenazas de Dios? Acusa a este de querer mantenerlos “sumisos e ignorantes”. Le indica que si comen el fruto prohibido serán como dioses. Que tendrán la ciencia, el conocimiento. Al comer del fruto se convierte más iguala Adán, y se pregunta “¿quién es libre siendo inferior?” Se casarán y gozarán.

Eva ha comido el fruto prohibido y no ha muerto. Adán queda aturdido. Ella quiere que le siga “como prueba gloriosa de tu amor”. Peor que morir es dejar de amarse. He aquí un debate sobre la libertad, los sentimientos, la sexualidad, como si el conflicto en que vivimos los humanos entre nuestra naturaleza y nos cultura fuera algo metafísico, que nos acompaña como pecado original.

“Quedan desnudos, despojados de honor, de inocencia, de fe, de pureza”. “Satán tienta el alma del hombre”. Al haber elegido vana disponer del libre albedrío. He aquí la libertad como referencia del futuro de la Humanidad. Dios advierte a Adán que la mujer que él creó para que le acompañara la ha convertido en su dios, pues la obedeció.

Adán elige la muerte, pero morir con ella, Eva. Dios les advierte que aumentarán sus dolores, y tendrá los hijos con dolor. Muerte y dolor van unidos. Satán prospera en otros mundos por haber seguido sus engaños. Regresa al Infierno y a la orilla del Caos. El Infierno y el mundo de la tierra se convierte en un reino. En esta quedarán sus plenipotenciarios. Reconoce: “engañé al hombre”. La locura humana hecho entrar las furias.

Adán se queja de que Dios le creó para servirle, no entiende que le condene a un eterno dolor, “¿quién sabe si no moriré una muerte viviente?” “Fue el aliento de la vida el que pecó”. ¿Por qué ha de ser condenada toda la Humanidad, siendo inocente, por culpa del pecado de solo un hombre?” Es una divagación teológica. Quizá permite ver que estamos hechos con el mismo molde y un individuo representa a los demás, que tendrán su misma conducta.

Eva acepta estar unidos en el daño. Le dice a su pareja que él ha pecado contra Dios, pero ella contra él y contra Dios. Adán pide no culparse. “¿Destruimos a la destrucción con la destrucción?”

Dios les arroja del jardín, para que no coman del Árbol de la Vida y vivan para siempre. Se supone que eran inmortales, lo que no pueden serlo es fuera del Paraíso. Padecerán “la amargura de la muerte”. Evolutivamente, quizá se refiera a que la especie humana toma conciencia de ella. Para superarla se ha buscado una trascendencia. Incluso ser inmortal a través de la ciencia. Del primer pecado o delito surgen todos los demás. También las enfermedades, que Milton nombra varias de ellas. : Ataques de corazón agónicos, catarros, la piedra intestinal (que puede dar lugar a la pancreatitis), el cólico insufrible. El frenesí diabólico, melancolía, depresión, demencia lunática, atrofia múltiple, la peste, hidropesía, asma, “reuma que destroza las articulaciones”, estremecimientos… Eva se pregunta que por qué se nos impone esta vida. En la euforia del relato y entusiasmo bíblico, Miltón traslada al lector una reflexión. Las respuestas vuelven con la siempre voluntad de Dios y la culpa sea por desobedecer. “El mundo un inmenso mar de lágrimas”. Un arcángel explica que si se inunda la Tierra y más catástrofes será porque aumente la violencia y la carne se corrompa (como aniquiló Yavé Sodoma y Gomorra), pero conservará a la Humanidad, “el fuego purificará de nuevo las cosas y aparecerán un Cuelo y Tierra renobados, en donde vivirán todos los justos”.

El mismo arcángel Miguel acusa a Satán de haber sometido la libertad racional, pues después del pecado original se perdió la libertad verdadera, sin la cual carece de entidad individual”. El ser humano, además de formar parte de una especie y ser una especia animal, es consciente de sí mismo. Este es un proceso que se fue adquiriendo a lo largo de la evolución humana y de su prehistoria e historia. “La tiranía siempre existirá, pero excusa no habrá para el tirano”. Dios dará la virtud de que el pueblo 8de Dios) esté libre a la orilla.

Se anuncia la venida del mesías, como Hijo de Dios, pero no dios, negando el principio de la santísima Trinidad. . “La vida a todos crecerá en su redención, y la obediencia será imputada por la fe”. Anuncia que será apresado y crucificado por su propia nación… “una muerte que será como un sueño”. Al reino de la serpiente lo arrastrará en cadenas… Pues el mal suplirá a los maestros por lobos y los feroces lobos cambiarán los Misterios del Cielo. Es el amor lo que producirá los frutos y el gozo y arrobamiento eterno. Las lágrimas pronto se secarán. La Providencia será la guía.

Dios está en el sueño y los sueños advierten”.

En definitiva: La lucha entre el bien y el mal, la esperanza de volver a un mundo justo donde reine el bien. Veremos que cuenta “El paraíso recobrado”.

Adán y Eva cogidos de la mano y con paso incierto y tardo, a través del Edén, emprenderán su solitario camino”.

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