“¿Tiene nombre el amor?”

Hay novelas que hace tanto tiempo que he leído, que no me acuerdo de muchos detalles. Al leer las notas de las fichas que escribí a mano voy cogiendo el hilo de la trama. Me alegra comprobar que apunté frases sobre la intensidad de muchos textos de los libros.

La historia es enrevesada, pero la autora la cuenta para que los lectores reflexiones lo mismo que ella ha hecho “en voz alta.” Si bien es verdad que desde mi punto de vista, según las notas que fui tomando, carece de forma literaria. Es una narración que cuenta lo que sucede, pero no trasmite sentimiento ni sensaciones, las cuenta nada más. Lo que no quita que haga reflexiones con enjundia, que más bien sobresalen de lo escrito.

Gaspar es un crítico literario con 57 años. Se ha separado de su esposa Simoneta, con quien ha tenido un hijo de 27 años de edad, Freidrich. Un amigo de Gaspar se relaciona con ella. Mientras Gaspar corteja a una escritora que comienza su carrera: Julia, con los mismos años que el hijo de él. Entre medias Gaspar ha mantenido relaciones con una profesora de su hijo, Matilde, que se ve obligada a abortar. Aparece nombrada otra ex amante, Montse. Julia tuvo un noviazgo con Ismael. Otro personaje, aparentemente secundario es Dolores, la sirvienta de Gaspar.

No me fío de mis sentimientos.

“Querer es un coste”, piensa Julia. Empieza a cuestionarse su labor como escritora. Montse va a casa para pedirle dinero. Gaspar y Julia discuten. ¿Qué define la autora de la novela, el amor o la convivencia de pareja? Pienso que no es lo mismo. Estas dos facetas de los sentimientos se apoyan, pero son aspectos diferentes. Julia se siente saturada por el amor de Gaspar, que le plantea tener un hijo. Es una manera de tenerla más atada, teme que ella le deje por una cuestión de edad. El padre de Gaspar tiene mucho dinero. Es un anciano de 85 años. De tener un hijo Gaspar, se parecería más a un nieto.

Julia se da cuenta que Gaspar le asedia, considera que es un pesado, que la quiere acaparar y atosiga metiéndola presión. Pero esta insistencia surge efecto. Ella acaba presentándole a su madre. En correspondencia él a su hijo. “Nunca me han querido tanto, tan pendiente.” Julia se pregunta si se ha dejado llevar, su relación tiene vaivenes, observa que sus pensamientos y conductas no concuerdan. Hay en torno a ellos un ambiente tenso, que origina el rechazo del hijo de él. Julia percibe que en realidad no decide nada, sino que todo va surgiendo sobre la marcha. Pensaba que Gaspar estaba solo, pero es que no está satisfecho y se ve muy atado por la familia.

Julia se pregunta si su pareja es un hombre mayor o ella una mujer joven. Resuelve que son un hombre y una mujer, que la edad no debe intervenir en sus sentimientos. Un amigo de Julia, Pedro, se da cuenta de cómo ha cambiado y considera que sufre un secuestro, al menos emocional. Julia reflexiona, percibe que el mundo calla ante los sentimientos porque se esconden, nadie habla de ellos. Reconoce que mantiene relaciones sexuales sin emocionarse. Gaspar se pone pesado e insiste en querer tener un hijo con ella. Acaba deprimido y se va con su antigua amante, Montse. Julia se siente sola. Ve que su pareja está obsesionado. Se siente derrotada. Hace balance y da la impresión que la autora traslada criterios empresariales al amor, midiendo las cosecuencias y lo que le conviene. Esta valoración hace, desde mi punto de vista, que la novela pierda fuerza y credibilidad. Que quede como una historia contada sin más. Se convierte en una especia de guion de cine. Aparecen historias que no enlazan entre ellas, como que el padre de Gaspar se case con una joven, Virginia. Friedrich se va a un estudio para pintar cuadros. Se acaba separando de su pareja, Espe. Ésta le ve como un manipulador sentimental.

Finalmente Julia tiene una hija con Gaspar. La niña crece y una vez que llora él le pega. Julia se calla, no dice nada. Él siente cada vez más celos. Julia se refugia en un amigo, Ismael, pero no mantienen relaciones íntimas. Se suceden las escenas, pero sin ton ni son… Gaspar se lía con otra mujer, Elisenda. Es una mujer con dinero que compra cuadros a su hijo. Julia discute con su marido. Ella se siente humillada, “no somos gente de mercado.”

“Me ha golpeado el alma”, afirma para sí Julia, que aclara “supongo lo que es el alma.” Y es ésta lo que falta en la novela. Sin embargo la reflexión que hace es interesante, porque es algo real, sólo que con mayor complejidad emocional. Julia se enamoró de alguien a quien no había querido, considera que es un loco, que había sido una ilusión que ella se creó por su prestigio, por admirarle como crítico literario. Gaspar se muestra a la gente como un demócrata, pero acaba pegando a Julia.

¿Fue todo culpa de la diferencia de edad? La conclusión de Julia es que el que te ama no envejece… no tiene edad.

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