Este libro está basado en dos conferencia que Woolf impartió el año 1928, sobre la mujer y la novela. Se pregunta qué tienen que ver estos dos temas con el título. La cuestión está clara, según se responde por escrito: “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir”. Hoy en día puede tener un salario, habitación propia, pero deberá tener también algo esencial: Tiempo.

Sobre la cuestión de la habitación propia va a desarrollar toda una reivindicación de la mujer, en especial para dedicarse al arte. Casi un siglo después se debate en la sociedad el tema de la Renta Básica: una cantidad de dinero que permita vivir en la sociedad, para ser más libres, para adaptarnos a las nuevas tecnologías que sustituyen a raudales muchos empleos. Es un síntoma sobre el advenimiento de lasociedad del arte. “Dejemos a la mujer una habitación propia y quinientas libaras al año y dejémosle decir lo que quiera”.

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Para Virginia es un asunto si resolver. La mujer ha de tener su independencia, incluso liberarse de muchas cargas familiares, pero con medios para poderse dedicara su labor de escribir. En su época no iba a ser comprendida, lo que le hace decir que un poco de verdad puede haber entre las mentiras que diga. Hoy es un tema superado de alguna manera, en cuanto a la posibilidad de que una mujer pueda dedicarse a escribir, aunque en la práctica queda un trecho por recorrer, pues el mundo del libro da de comer a unos poquísimos autores y autoras.

Cuenta que de joven le llamó la atención que en la universidad los profesores pudieran pisar el césped y los estudiantes no. Avanza que había unas diferencias incongruentes, pero aceptadas por la costumbre.

Se ha pasado de la época de la fe, para pasar a la de la razón. Y también fe en el dinero, que ella debe de razonar, al ver su necesidad como apoyo para hacer lo que una quiera. “La edad de la fe y el dinero manó de la liberalidad”. Plantea una cantidad, pero no a través de un empleo, pues dedicarse a éste impediría desarrollar la vocación artística. Por otra parte considera que imaginar debe atenerse a los hechos. Algo que, considero, no cumple en la novela “Orlando”, escrita por en una fecha cercana a estas comferencias.

Plantea que se recuerdan pocos versos de los poetas modernos de su época, porque expresan un sentimiento en formación que están arranado de las personas. ¿Culpa de la Guerra?, se pregunta ¿Murió la fantasía? Para las ilusiones de las mujeres fue un duro golpe en el tema de la educación.

Apunta que para escribir poesía es necesario vagar.

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Hace un reconocimiento a las madres, con tantos hijos como se tenían entonces ¿podían hacerse ricas? Acaban por no interesarlas más que el trabajo del hogar, el cuidado de los niños y niñas y que el marido se encargue de ganar dinero. En tales tiempos la sexualidad aún estaba ligada a la maternidad. La socialización de medios anticonceptivos fue treinta años después, con lo cual cambio materialmente la relación mujer-hombre.

Virginia reflexiona sobre en efecto de la pobreza en la mente. Sobre todo en lo que concierne a la diferencia entre los dos sexos, uno “disfruta de seguridad y prosperidad”, el otro de pobreza e inseguridad”. “Un sexo es próspero, el otro pobre”. “¿Qué efecto tienen sobre la novela estas diferencias?». “¿Por qué los hombres beben vino y las mujeres agua?

Hace la autora un juego muy bonito de ir a buscar la verdad sobre la mujer y la novela en los estantes del Museum British ¿Cuántos libros están escritos por mujeres?, ¿cuántos por hombres? Además observa que los hombres escriben libros sobre las mujeres, o sea de sexualidad, pero las mujeres no escriben de hombres. Desde mi punto de vista sin hacerlo implícitamente, si hay un contexto de la relación entre el hombre y la mujer.

¿Por qué son pobres las mujeres?” esto, incluso en aquella época lo pongo en duda como generalización. De acuerdo que la riqueza estaba en manos de los varones, pero hubo mujeres con dinero y otras con medios económicos. “No se puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no se ha cenado bien”. Aunque: “los grandes poetas a menudo han sido pobres”. “Muchos no han tenido la oportunidad por ser pobres, observa también. La libertad intelectual depende de cosas materiales; la poesía depende de la libertad intelectual”.

A través de los libros va viendo que Goethe honró a las mujeres, Mussolini las despreció. Napoleón pensó que no se las puede educar. Hay muchos estudios sobre la mujer, escritos por hombres, que dice la autora que hay que cerrar, porque consideran la inferioridad física, mental y moral de las mujeres con respecto a los hombres. Es una protesta en toda regla y una denuncia sin paliativos.

Señala a Inglaterra como una sociedad patriarcal. Los varones son los dueños del dinero y de las influencias. Vuelve la visión maniquea, de las «buenas» y los «malos», porque también esa dicotomía es entre los hombres, los hay desposeídos de todo bien y los que tienen todo aquello, que muchas veces no teniéndolo la mujer lo disfruta. Hay mujeres que viven en la opulencia y otras que son pobres.

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Las grandes masas de gente nunca son responsables de lo que hacen; las mueven los instintos que no están bajo control. Lanza un grito de esperanza, que se ha cumplido: “Dentro de cien años las mujeres tomarán parte en todas las actividades y esfuerzos que antes les fueron prohibidos”. “¿Qué han hecho nuestras madres para no tener bienes que dejarnos, ¿empolvarse la nariz?, ¿mirar los escaparates?”

Diserta sobre el hecho concreto de escribir: “La dificultad de de los poetas es que expresan un sentimiento en formación, que es arrancado en el momento de escribirlo”. “Una novela suscita en nosotros emociones antagónicas y opuestas; la vida entra en conflicto con algo que no es vida”. “La mayoría fallan en algún sitio”. Prevalecen los valores masculinos. “Escribir no es poner una frase tras otra, sino de frases construidas”. “El libro tiene que adaptarse en cierto modo al cuerpo”. “Las novelas, sin proponérselo, mienten”. Recomienda a la mujer que escriba que ilumine su alma y decir qué significa para ella la belleza y la fealdad.

Dudo que la poesía pueda nacer de una incubadora; debe tener una madre lo mismo que un padre”.

Se pregunta “¿cuando estalló la guerra los hombres y las mujeres se encontraron tan feos los unos a los otros que murió la fantasía?”; “Una desilusión fue ver la cara de los gobernantes y el resplandor de los bombardeos”.

Se interroga, con un toque de ironía, para que la lectora, el lector, piensen: “Es un eterno misterio el porqué ninguna mujer escribió una palabra de aquella literatura extraordinaria cuando un hombre de cada dos, parece, tenía disposición para la canción o el soneto. ¿En qué condiciones vivían las mujeres?” “En la literatura domina la vida de reyes y conquistadores”. “ Las mujeres no escribían porque las casaban”. “Hubiera sido imposible que una mujer escribiera las obras de Shakespare en la época de Shakespeare”. Este escritor tuvo una hermana, que nadie conoce. Parece ser que esto es una metáfora novelística, que Virginia imaginó como recurso literario . Tuvo talento para el teatro y talento. Shakespeare no florece entre trabajadores, incultos ni sirvientes, dice. “Cualquier mujeres del s. XVI con talento se volvía loca”.

Entre los libros que ha recogido, “Historia de Inglaterra”, lee: «El pegar a su mujer era un derecho reconocido del hombre y lo practicaban sin avergonzarse tanto las clases altas como las bajas”. “El hombre no quiere que la mujer sea inferior, sino ser él superior”. “Las mujeres son duras para las mujeres”.

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Por naturaleza al artista le importa excesivamente lo que dicen de él”. La mujer debe de animarse a escribir, anima, aunque no publique, para apaciguar su espíritu con el triste canto”. Exige que la mujer pueda ganar dinero con lo que escribe. Pone un ejemplo.

Otra cuestión interesante es que “las obras maestras no son realizadas individualmente, solitarias, sino el resultado de muchos años de pensamiento común, a través de la voz individual habla la experiencia de la masa”.

Los estantes con libros de mujeres son novelas. El impulso original, afirma, es la poesía. Las autoras no tuvieron hijos. Pero tenían que escribir en una sala común de la casa. Siempre la interrumpían. Plantea que las mujeres sienten lo mismo que los hombres. A los hombres les cuesta conocer a la mujer, la miran con parcialidad y se refugian en la novela. Pone el ejemplo de Proust. Es curioso a este respecto que este autor ha sido leído e inspirado a escribir a Virginia Woolf, Irène Némirovsky, Colette. Virginia afirma de él “era andrógino o quizá un poco demasiado femenino”.

Reconoce que en su época empezó a haber mujeres con libros escritos, sin que escriban exclusivamente novelas. El siguiente paso debe ser, propone, usar la escritura como un arte y no únicamente como autoexpresión.

Saca a la palestra el lesbianismo, “a veces a las mujeres le gustan las mujeres”. Ve terrible que las mujeres escriban como hombres o que vivan como ellos y no como ellas mismas. “La educación debería reforzar las diferencias, más que los puntos de semejanza”. Esto es algo que ha quedado fuera en el feminismo actual.

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Muy buena imagen la que observa que los hombres ven el punto oscuro que las mujeres tienen en la cabeza. “No se podrá pintar un auténtico retrato del conjunto del hombre hasta que una mujer haya descrito ese punto que está en su nuca del tamaño de un chelín”. “El sexo es inconsciente a sí mismo”, por ello “la mujer ha de escribir como mujer, pero olvidando que lo es”. La culpa es de ambos sexos.

A Virginia confiesa, como buena inglesa le gusta leer. “Si uno se ha dedicado en la universidad, los términos filosóficos fácilmente pueden inducirle en error; ¿qué se entiende por “realidad?”. Anima a vivir una vida estimulante, se pueda escribir o no.

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Un comentario en ““Una habitación propia” de Virginia Woolf

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