He iniciado una decisión de no leer más, a no ser alguna cosa suelta. Quiero que mis últimas lecturas sean releer la Biblia, el Quijote, la Iliada y la Odisea. Y se acabó leer sistemáticamente, me jubilaré como lector, pero quiero dejar terminada la recopilación en este blog las anotaciones de lecturas que he realizado a lo largo de ¡años y años!

El poeta mexicano Bonifaz cuenta la historia de la Iliada con un ritmo poético dando una versión más literaria, rítmica centrándose en la historia que cuenta, escribe, Homero. Explica sus impresiones en la introducción, como la de que el sentido de combatir en este mito es defender al débil y a la patria. Es curioso lo que da esta novela primera del mundo occidental, o más bien historia que pasa el mito a la narrativa, para ser interpretada. Tiene un fondo que tiene parte del del lector o lectura. Algo nos hace pelear por lo que amamos, luchar en la vida, una lucha interior que los mitos proyectan, de ahí su arraigo en todas las épocas.

Rubén Bonifaz

Nos enseñan este tipo de obras a convivir con nosotros mismos y aceptar la supervivencia como algo personal inmersos un un mundo colectivo del que no podemos salir. Esta y muchas que forman parte del equipaje de la literatura nacen del inconsciente colectivo del que forma parte el del autor y vuelven a él para pasar al de los lectores. Por esto en ocasiones nos gusta una lectura sin saber porqué.

La Iliada, como las que forman parte del comienzo de la Historia que empieza con la escritura, siendo lo anterior a ésta prehistoria, lo que hacen es transformar la naturaleza de la que venimos, como medio y como lo que somos, en cultura y civilización. Por eso hay escenas tan brutales, tantas guerras. Y estamos inmersos en esta evolución como especie y también como ciudadanos. Lo que cada vez parece que se aleja más sin intentar buscar un equilibrio dentro de nuestro ser, pero en realidad ¿qué somos?

Pensemos que la guerra de Troya comienza por el rapto de Helena a manos de París, príncipe de Troya, hijo del rey Priamo. Hay tragedias griegas que plantean que se fue al ser seducida. Tenía muchos héroes pretendientes por su belleza, siendo hija de Zeus. He aquí la lucha instintiva por la hembra convertida este pugna en términos de honor, al fin y al cabo de relaciones sexuales que hacen combatir a los machos de las manadas de ciervos, lobos, focas y otros animales que luchan entre ellos a muerte.

Vayamos a la historia de la Iliada, de una historia llena de historias y de la que luego derivaron muchas más en las tragedias griegas: Agamenón es el rey más poderoso. Gobierna sobre los aqueos. Quitó a Aquiles una esclava que este guerrero había ganado en combate. En una de las contiendas Aquiles no fue a la batalla y Agamenón fue derrotado por los troyanos. Héctor, hijo de Príamo, el hermano de París, incendió las naves de los aqueos. Patroclo (cuyo significado del nombre es “gloria del padre”), que era amigo de Aquiles, resistió a los troyanos. Se viste con la armadura de Aquiles, quien deja que lo haga y mata a varios troyanos. Héctor mata a Patroclo. Ajax el Grande y Menelao recuperan el cadáver. Aquiles decide volver a la pelea. Tetis, la madre de Aquiles con un ungüento evita que el cadáver de Patroclo se corrompa. Aquiles vence a Héctor. Patroclo se aparece a Aquiles y le pide que quemen su cadáver. Hacen un acto funerario solemne para ello.

Observemos lo enrevesado que es todo lo que ocurre y de manera ¡tan bestial!, o digamos violento. Pero es que compleja es la psicología humana y con una carga de agresividad enorme nuestra naturaleza para poder sobrevivir en un mundo hostil, por las inclemencias de todo tipo y por la rivalidad de grupos de congéneres que luchan, luchamos, por la supervivencia.

Aquiles y Agamenón hacen las paces.

Aparece Eris, la diosa de la discordia y la envidia. No es inmortal. Lanza la manzana (de oro) que era para la más bella. Por los enfrentamientos que crea no fue invitada a la boda de quienes luego serían los padres de Aquiles, Peleo y Tetis. Por aquella manzana se pelean las diosas Hera, Atenea y Afrodita. Zeus plantea que tal conflicto lo dirima un mortal que va a ser París, quien elije finalmente a Afrodita. Ésta le ofreció el amor de la mujer más bella que es Helena, la mujer de Melenao, el rey de Esparta. Ella se enamora de él que decide llevársela. Con lo cual nos ería tanto secuestro y así da comienzo la guerra de Troya. La guerra del conflicto humano por la ambición, por ser el “macho de la manada”, lo que a nivel de civilización y de cultura se llaman “celos”, “envidia”, “honor.” Sigmund Freud explica muchos de sus descubrimientos mediante los mitos griegos, porque de alguna manera es lo que representan, y fue parte de la catarsis de aquellos pueblos, como lo sigue siendo la literatura en todas sus formas, incluyendo la televisión, radio y cine. Las redes sociales más que una proyección del inconsciente es un vómito del mismo. El padre de psicoanálisis decía que el inconsciente lo descubre la literatura, él lo que aportó es el método científico para llegar a él, mediante el análisis de los sueños, los lapsus y lo que contestamos a quien nos haga una terapia.

Hera le ofreció ser el Señor de Asia. Atenea la victoria en todos los combates. Ambas se posicionan contra Priamo. Hera reúne al ejército de los aqueos. París había sido recibido hospitalariamente y actúa traicionando a quienes le han acogido. Éstos van a Troya para que devuelva a Helena, pero París de niega e incluso intentaron matarlos. El hermano de Menelao es Agamenón, rey de Micenas, que reúne a más caudillos con sus tropas para sitiar Troya. Los señores de la guerra deben fidelidad a Menelao porque se comprometieron que quien se casara con helena sería defendido por los demás.

La historia la sabemos, porque forma parte de nuestro fondo cultural que se cuenta. París está dispuesto a devolver la riqueza que se llevó Helena al huir, pero no a ella. Él era odiado por los suyos. Su hermano Melenao le protegió aun reconociendo que era un mujeriego sin el valor suficiente. Diez años duraba la batalla, cuando se decidió que Melenao y París se batieran en duelo y acabar así el conflicto. Al llegar a Troya Helena dejó de estar tan enamorada de él. Le llega a llamar cobarde. Y el mito no se anda con reparos, al contar que París copuló con ella, no dice que se amaron eternamente ni nada. De hecho es la ley del vencedor la que se impone también para la hembra, que suele suceder de una u otra manera. Al final Helena volvió con Melenao para reinar Esparta, pero después de una historia llena de laberintos y muertes por doquier.

París perdió el duelo, siendo arrastrado por su rival al campamento griego, pero, ¡pero!, la diosa Afrodita le salvó de ser estrangulado y lo llevó a Troya para que le cuidase su esposa Helena, que obedeció a la diosa como una obligación pues su deseo era volver con los suyos. Pensemos que Helena nació de una relación de la relación de Zeus, considerado el padre de los dioses y de los Hombres. Que se disfrazó de cisne (de belleza) para seducir a Leda reina de Esparta con el rey Tindáreo.

Los dioses se dividen en bandos: Hera, Atenea, Poseidon, Hermes y Hefestos a favor de los aqueos. Afropdita, Apolo, Artemios, Leto y Janto apoyan a los troyanos. Sin embargo actúan según circunstancias caprichosamente, porque fue Poseidon quien salvó a Eneas de ser herido por Aquiles. Eneas reinará el futuro de los troyanos huyendo, no sin antes querer matar a Helena, la causante de aquella destrucción total de esa ciudad, pero una voz le indicó “Eneas, sigue tu camino.” Así lo hizo y llegó a lo que luego sería Roma, de donde surgió el imperio romano. Siendo narrado este periplo en la “Eneida.” También Eneas al llegar a Italia lucha contra Turno, rey de los rútulos, y amante y primo de Lavinia, hija del rey Latino. Cuando en el camino llegó a Cartago su reina Dido se enamoró de él, pero él siguió su camino y ella se suicidó por amor. Los mitos son la historia de los sentimientos humanos.

Zeus reúne en el ágora a los dioses para que socorran al bando que quieran con el fin de que Aquiles no se ensañe con los troyanos. Todos ellos intervienen provocando tormentas, protegiendo a sus héroes. Aquiles se enfrenta a Apolo. Atenea ayuda a Aquiles contra Héctor, pues tras dar muerte al hermano de éste, y acaban enfrentándose y Aquiles le mata con la lanza y arrastra su cadáver. Muere Patroclo. El cadáver de Héctor, “domador de caballos”, es llevado a su padre, Priamo, que lo había pedido para hacer un funeral solemne. Helena le llora. Piensa que debía haber fallecido. Reconoce que el rey Priamo, fue como su padre. Pasaron 20 años desde que llegó a Troya. Unos actos con juegos fúnebres de caballo, pugilato, lucha, armada y cuerpo a cuerpo, disco, arquería y jabalina

Los dioses fueron al Olimpo, excepto Apolo que siguió en Troya. Aquilero (Aquiles) consiguió que los troyanos se refugiaran dentro de las murallas. Este héroe siente dolores del alma por todo lo que está sucediendo. Apolo quiere evitar la destrucción y cierra las puertas de la muralla. Intervienen los dioses y los héroes, sufren las consecuencias los humanos que mueren como soldados y gentes que serán esclavizados cuando no asesinados. Es la fiereza de la naturaleza (humana) y la cultura que se traduce en las guerras. No hay piedad, el instinto se convierte Poder, lo que Nietzsche llamará “la voluntad de Poder.”

No dejes que por los troyanos los aqueos sean domados.” “Si los dioses a la muerte me llaman, ¡iré!

Los troyanos abrieron las puertas de la ciudad para recibir los dones en los juegos fúnebres. Los mirmidones hicieron un caballo enorme de madera de abeto. Dentro se metieron los héroes aqueos. Aquiles, Práimo que se agarró a las rodillas de aquél, quien llora a su padre y a Patroclo. Priamo pide piedad durante los actos funerarios: “Tended a mi boca la mano del matador de mi niño (Héctor)” parís, “el de la bella figura” era su hermano.

Helena dice: “… por ti lloro (por Héctor) y por mí, infortunada, afligido el corazón pues ningún otro para mí en Troya nunca será dulce y amigo, y de aborrecerme serán todos.”

Los que esperan dentro del caballo de madera les dan el tiempo de funerales, sin atacar antes los biengrados aqueos. Batequearon (se movieron con fuerza y desorden) en las moradas de Priamo.

Troya quedó devastada, sus habitantes muertos o esclavizados. París mató a Aquiles al clavarle una flecha por casualidad (porque la dirigió Apolo) en el talón, la única parte del cuerpo vulnerable. París murió a su vez por una flecha lanzada por Filoctetes que había recibido el arco y las flechas de Heracles. Antes de perder la vida pidió que le llevaran ante su primera esposa, Eone, que le había prometido años atrás que le curaría todas las heridas, pero ella no le quiso ayudar al haber sido traicionada y casarse él con Helena. Al ver a Helena la quiso dar muerte por todo lo que se había montado por su culpa. Pero al final la perdonó. Cuentan las tragedias griegas escritas en torno a esta historia que así fue al verla los pechos descubiertos. Se la llevó de vuelta en su nave y volvieron a reinar Esparta.

Me vienen a la cabeza partes de las canciones del dúo musical Pimpinela: “Me decían nadie muere por amor / Con el tiempo, ya verás / Todo se olvida / …Hay amores que en la vida no se olvidan / Es mentira. / Es mentira. / Pasa el tiempo, pero dejan una herida… / Era todo mentira, mentira. / Todo había ya cambiado…”

Cuando Telémaco buscaba noticias de su padre Odiseo (Ulises, que también participó en la guerra de Troya aunque no quiso ir en un principio y se disfrazó para evitarlo, pero al final el destino es el destino) se entrevistó con Melenao acompañado de Helena. Las historias continuaron más allá de la Iliada, de donde parten muchas tragedias que quieren imaginar y contar qué pasó después. Le contó las dificultades del viaje de vuelta, hasta que los dioses hicieron que los vientos soplaran favorablemente.

¿Y qué pasó después?, preguntamos como los niños y niñas cuando escuchan los cuentos. Pues hay varios finales. Uno es que ambos fueron inmortales yendo a los Campos Elíseos, un lugar alcanzado por los rayos del sol, el más allá de la Grecia Clásica. Otro es que sus cuerpos yacen en un templo de Terapne, tierra espartana, de Grecia. Helena fue ahorcada por celos de unja reina o porque por ella su hermano murió en Troya. Y Melenao no se sabe.

A la sociedad actual quizá le falte el mito, los grandes mitos, las narraciones grandiosas (grandioses) y nos conformamos con pequeñas mentirijillas superficiales y absurdas de los políticos y medios de comunicación, falta heroísmo, quizá porque nos alejamos de nuestra propia naturaleza y somos diseñados por las palabras más que por los genes. Y quizá esto nos mantenga en calma, porque leído lo leído…

Pero ¿a quién le importa hoy la muerte de Patroclo, o si Helena fue seducida o secuestrada?, ¿quién quiere saber de Aquiles el de los pies alados, o sobre el amor de Eneas? Ya nadie admira la puntería de Filoctetes. Pues bien, como diría Nietzsche, ¡adelante!, sigamos en el mundo de la lectura.

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