Durante los años 80 me embebí de libros sobre la juventud y el movimiento estudiantil, en el que participé. Primero contra la Ley de Autonomía Universitaria (LAU) que fue retirada, para que luego el PSOE pusiera la Ley de Reforma universitaria (LRU) a pesar de las protestas muy minoritaria, no demasiado diferente a la anterior. Porque muchos de quienes participaron de manera destacada en la primera lucha se colocaron en puestos administrativos y se integraron en la política socialista.

Quise plantear crear una Internacional Juvenil que quedó a medio camino de la nada. me encaucé en el pacifismo con la lucha de los objetores de conciencia y ecologista, hasta desembocar en Los Verdes, partido político llamado «antipartido» en el que participé activamente.

En la agenda de El País. Asistieron de la secreta, por si acaso.
No hubo demasiado público.

A raíz de aquella experiencia, fruto del desencanto y de estar lleno de esperanza de hacer cosas para cambiar lo que todo el mundo criticaba y sufría, escribí varios libros, inéditos: «A un estudiante» y algo más que ni recuerdo. Parte de aquellas vivencias las recojo en el tomo I de la novela «Chirimiri, el nido de los sueños.»

«Ideología y psicología del movimiento estudiantil» de Alejandro Nieto y Carmelo Monedero.

De asuntos generales sobre psicología analiza la juventud de aquella época. Me dio pistas para buscar nuevas lecturas de antipsiquiatría. Explica la coacción psicológica que padecen los estudiantes en un contexto en el que pugnan las ideologías con modelos establecidos de ante mano. Mi propuesta era inventar el mundo. Ahora lo veo como algo ingenuo, pero en su momento me motivó para superar la dicotomía entre comunismo y capitalismo.

Habla de la lucha generacional, que luego leería en profundidad en escritos de Ortega y Gasset. Las anotaciones las hice en referencia a las páginas del libro, indicando el tema. Por eso lo resumo mucho: Observa que la juventud mantiene en su proceso de maduración un conflicto freudiano, más cuando se considera una generación huérfana e inútil, la de los años 80, lo cual da lugar a desequilibrios psicológicos inviduales. La democracia estaba por aquel entonces establecida, con sus dificultades y ¿qué se podía aportar? Todo quedaba ocupado y se justificaba en relación al progreso y la democracia definida desde el Poder.

Es curioso que recoge un término que ha ido en aumento: «hombre burocrático.» Plantean ambos autores los exámenes convertidos en un fin en sí mismo. Lo que se plantea el movimiento estudiantil es ¿reforma o revolución? Sea lo que sea el problema es que es una etapa de paso en un período breve, por lo cual nunca puede cuajar. «No se propone una ideología común sino un rechazo común.» Por eso pretendí que hubiera un hilo conductor que se pudiera recoger por los nuevos estudiantes y que saliera del recinto universitario, por ser un trozo de la sociedad. Se recoge una cita de Atschelin: «La universidad es el único lugar en que la sociedad puede reflexionar sobre sí misma.»

«El sistema económico reclama una fabricación masiva de estudiantes incultos incapaces de pensar

Revista de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Salieron tres números. Hecha por la Delegación de Actos Culturales.

«El universo contestatario» de André Stéphane. Plantea que la pretendida revolución que ve en las protestas universitarias hay más una reacción infantil, un intento de resolver en la lucha social conflictos inconscientes. Una especie de solución de Edipo, alega el autor. Es curioso a mi entender que para analizar un fenómeno cíclico que sucede en las universidades por el inconformismo no se use de igual manera una interpretación psicológica para con los sindicatos o partidos políticos.

Este libro aborda la cuestión del consumismo. Asume que el Poder es necesario. Habrá que preguntarse ¿cómo? Para los jóvenes la causa última es la esencia de todo. Y en esto me incluyo yo en aquellos años en que leía estos libros. Ahora veo todo con más calma y de forma muy relativa, ¿en relación a qué? Recoge frases emblemáticas de la movida estudiantil: «Han defecado en nuestra esperanza.» Hay un toque de dramatismo, exageración y certeza. Es un lenguaje muy visual. Pienso que todo gran contestatario debería dedicarse un tiempo a la literatura. No así los revolucionarios dogmáticos.

«Dejar de ser pobre es dejar de amar al prójimo.» «Cuanto más hago la revolución más deseo amar

«El verdadero revolucionario incorpora el pasado, algo que es más visible en el arte y la cultura, o sea el universo paterno y lo supera.» Recuerdo el lema de la universidad de Alcalá de Henares: «Al futuro con el pasado.»

«El contestatario corta todas su raíces y no puede cuando artista o escritor más que crear obras carentes de autenticidad. Lo nuevo no es más que cuando contiene lo antiguo y trascendental.» Estas reflexiones no me gustaron cuando leí el libro, me parecieron dirigistas. Hoy a medias. No cabe duda que el paso del tiempo erosiona nuestro ánimo y manera de ver y sentir las cosas.

«La rebelión juvenil» de Klaus Mehenert. Leía estos libros para tener una base que fundamentara mi propuesta que no llegó a nada. Pero gracias a anunciarla en alguna revista como «Integral» conocí a un vecino de mi edad y fuimos grandes amigos. Convocamos tertulias en el parque del Retiro de Madrid, en el bar Lyon cerca de allá.

Este autor alemán como los anteriores quieren comprender el fenómeno de la juventud criticándolo, desmenuzando sus contradicciones. Plantea la influencioa de los líderes obreros en las organizaciones que empujan la contestación estudiantil. Y cómo muchos de quienes participan en estas luchas universitarias acaban de lideres sindicales. También, he comprobado con los años, en puestos de la burocracia haciendo lo contrario contra lo que protestaban.

Plantea que no es lo mismo un judío joven que otro adulto. Algo que sucede, pienso, en cualquier otro colectivo. Habla de la venganza de Buda, en cuando que sin llegar su religión como tal a la masa social se establece un desapego entre los jóvenes.

Planteé en aquellos comienzos de años 80 como sujeto revolucionario la juventud, algo que dinamizaría la sociedad. Lo había sido la burguesía, luego el proletariado. Había que actualizar esto para originar un nuevo gran cambio. Ya lo decía la declaración de la Soborne el año 1968 en París, en su mítico Mayo del 68: «La revolución burguesa fue jurídica. La proletaria fue económica. La nuestra será social y cultural para que el hombre sea él mismo.» (Punto 29 de los treinta.) Que expusimos en la revista «Al Margen» en León el año 1986. El punto primero dice: «No hay problema estudiantil. Somos unos privilegiados.» Y el 30 dice: «Negamos las ideologías y utopías del hombre total».

Klaus se pregunta dónde están los revolucionarios, cuando lo que observa son movimientos contestarios, para quienes «dejar de luchar es dejar de vivir», pero luego todxs se acomodan. Escribe sobre el anarquismo, la identidad de la persona, de Bakunin, Kropotkin, las élites del Poder para llegar a la Escuela de Frafurk con Marcuse a la cabeza.

Critica que las comunas como forma de vida alternativa no querían más libertad, sino seguir en un estado nirvánico cuando se pasaba la juventud y consumir drogas alegremente, una religión diluida en un determinado psicologismo de estar relajado y no preocuparse por nada, todo es producto del karma y la no violencia sea no hacer nada.

Aborda el neomarxismo de autores como Marcuse, Erich Fromm, Horkeimer, en cuanto que el sujeto de la revolución de ser proletarios y campesinos pasa a ser los marginados, pero que son incapaces de organizarse. Plante que no es tanto lo que determina nuestro estrato social el trabajo sino la manera de vivir. Si bien es cierto que el hipismo es muchas veces un auténtico lujo, una especie de disfraz e imagen que se ha diluido con el tiempo. O queda para vestirse así en sus retiros los ejecutivos de grandes empresas.

«La sociedad carnívora» de Herbert Marcuse. Incluyo esta obra que leí en la época de las obras anteriores y las relacioné. Plantea que hace falta una nueva izquierda «que barrerá las guerras ideológicas.» Con este término no se refiere a crear algo nuevo simplemente, lo nuevo por lo nuevo, sino una respuesta nueva a una nueva realidad, al haber pasado de una sociedad industrial a otra tecnológica que exige otras formas de lucha, de hacer los análisis y de intervenir en ella. Pasado el tiempo observo que han creado los magnates de la tecnología instrumentos en los que han atrapado el pensamiento y la acción, vía Internet por ejemplo, olvidando otros puntos de referencia. ¿Quién lee hoy estos libros? ¿A qué jóvenes les interesa?

El libro recoge varias conferencias del autor en universidades alemanas en los años previos a 1968 siendo una inspiración para el estallido protestatario, que revolucionó muchas cosas, pero no hubo una toma de Poder, sino un cambio adaptativo de éste.

La metáfora de la flor va en un sentido igual a lo que explica Foucault sobre el Poder. este se presenta de manera atractivo, pero luego te devora. Pero además incluso las protestas de lanzar flores a la policía saben reaccionar a ello y crean su propia imagen de cara a la sociedad como benefactores. Se pregunta ¡quienes han de hacer las revoluciones? y sobre los motivos, para ver si es posible o ya no. Advierte: «Cuidado con los imbéciles.» A quienes a veces se les da demasiada importancia por su exhibicionismo y verborrea radical e incluso representatividad y así ha sucedido en España casi medio siglo después.

También previene de seguir consignas y directrices de un «partido revolucionario», lo mismo que evitar «urgencias heroicas.» Plantea la revolución como un cambio cualitativo, superando als revoluciones anticuadas. La base de una sociedad libre está en que las personas sean libres, por eso ve necesario que cada individuo se plantee su existencia individual, para no formar parte de ningún rebaño. También rompe la vanidad de los revolucionarios que se creen que saben más que nadie, «la inteligencia no es revolucionaria», por lo menos no siempre.

Asume que toda educación es política, porque se enseña para un tipo de sociedad, algo que hay que plantearse. «Si no existiera el consumismo lo inventarían», porque sirve para controlar y dirigir a los sujetos. La nueva manera de ejercer el Poder es la manipulación. De ahí su atractivo, porque hace creer que lo que nos hace pensar y sentir con técnicas publicitarias y de comunicación de masas forma parte de nuestra manera de pensar.

Habla de la «sociedad estética», como obra de arte conjunta. Algo que ha de inspirar a quienes quieran mejorar el mundo, teniendo claro que «las raíces de la sociedad son los individuos.» «Toda dialéctica es liberación.»

Y una referencia al pensamiento político de este autor: Cuidado con la tolerancia represiva.

«Filosofías del underground» de Luis Racionero: Lo que está «bajo tierra», oculto en la sociedad. Pero que emerge como el agua de las fuentes que vienen de las aguas subterráneas. Aunque ahora estén de capa caída y hayan desembocado en meras cuestiones estéticas y dentro de imágenes en objetos de consumo, en su momento fue un revulsivo y un contraste con la sociedad conformada en una cotidianidad demasiado establecida y que definían las normas sociales y exigencias del mundo lanboral.

Para Luis Racionero estas filosofías se inspiran en filosofías irracionales, «no buscan la verdad, sino experiencias psicológicas.» Se una contracultura no era estar en contra del conocimiento y el arte, sino que plantea una cultura de la contra. Su ideal era establecer la solidaridad humana y ser un cortocircuito del Poder. Tiene vestigios del anarquismo, pero con cierto misticismo a mi parecer. Plantea para el autor la tensión entre individuo y sociedad. Finalmente podemos comprobar que el valor extremo de lo individual como objetivo ha desembocado en puro individualismo.

Una de las ramas de este movimiento filosófico de juventud fue la psicodelia, que luego degenero de ser una experiencia interior a la drogadicción en masa. En los años 70 cuenta Racionero Nixon reprimió este movimiento, por lo que considera que no fue un fracaso, sino que fue destruido.

Se basa en negar el racionalismo como monopolio de conocimientos. Critica esta manera de pensar soterrada que el capitalismo ejerce una explotación material, mientras que el racionalismo es una opresión mental. «La razón perpetua el Poder.» «La razón la usa el sistema para mantenerse.» Para salir de esta dominación de nuestras vidas e interior proponen como alternativa la filosofía oriental, las filosofías individualistas antiautoritarias con un deje de romanticismo y anarquismo. «El romanticismo ataca las raíces.» Y la filosofía psicodélica, que ven como una experiencia.

Desde esta manera de pensar se entiende que la razón usa el sistema para mantenerse. Critica Luis Racionero que las religiones orientales son «instrumentos de Poder» en los países y cultas en las que están implantadas. Que son una «razón estática.»

«La esencia de la realidad es cambio. El cambio es energía. Es goce.» hace una crítica al consumismo citando a Paolo Pasolini, que publicamos en el número 3 de la revista «Al margen»: «Hay una ideología real e inconsciente que unifica a todos, que es la ideología del consumo. Uno toma posición ideológica fascista, otros antifascista, pero ambas tienen un terreno común que es la ideología del consumismo. El consumismo es lo que considero el verdadero y nuevo fascismo. Ahora que puedo hacer comparación me he dado cuenta de una cosa que me hubiera escandalizado hace diez años: Que la pobreza no es el mayor de los males y ni siquiera la explotación. El gran mal del hombre estriba en la pérdida de singularidad humana. Bajo el fascismo se podía ir a la cárcel, pero hoy esto es estéril. El fascismo basa su poder en la iglesia y el ejército que no son nada comparado con el de la televisión

Año 1986

«El fracaso de la escuela» (1977) de Jhon Holt: Plantea cuestiones de sentido común que no se siguen en el proceso educativo, enfrascado en una preparación técnica que olvida el alma de la cultura, donde se entrena a la juventud para un sometimiento a un horario, a un hacer siguiendo órdenes, que con el tiempo se ha convertido en eso a lo que siempre se acude: el protocolo.

Holt plantea que es un sistema educativo que es para los menos listos, pero que obedecen y cumplen. Por eso se pregunta que se educa ¿para ser borregos o libres? Acusa al sistema educativo de ejercer una «esclavitud práctica.» Por un lado «una sociedad exigente y unos padres ansiosos para que apruebe.» Define a la juventud como los nuevos esclavos. Cuestiona que la enseñanza sea obligatoria, porque aboca a una gran parte de la población a la nada.

Hoy nada de esto se debate, ni se piensa, nos hemos dejado arrastrar por la inercia, todo se da por sentado. hace un análisis exhaustivo sobre los exámenes planteando eliminarlos, porque entiende que una educación gratificante dará lugar a trabajos que también lo sean, o de lo contrario la vida de las personas será desgraciada.

Dice: «Si no hay guerra nuclear no es porque haya paz, sino porque no hay nada por lo que merezca la pena luchar.» Tal es su visión desencantada de la sociedad. La realidad que critica ha ido a más, siendo soportada por la resignación y adaptación, casi casi que vaciando las mentes y reduciendo el pensamiento a su mínima expresión, sobre todo la reflexión social que tiene un medio poderoso de limitar pensar y sentir con las redes sociales y textos y lecturas muy limitados pero desbordando su cantidad, lo que como decía Nietzsche, que para llenar algo y que pese menos hay que llenarlo de agujeros. Su última idea en este libro es recuperar leer y hacerlo a solas. Y para uno mismo.

«Summerhil» (1994) por Alexander Sutherland Neil: Cuenta la experiencia de la puesta en marcha de una escuela alternativa, por neil, un educador escocés. Narra su experiencia desde el año 1921 en que comenzó. Se fundamenta sobre todo en conocer la teoría psicoanálitica y atender al desarrolo sexual de las niñas y niños. Algo que en los modelos oficiales brilla por su ausencia muchos años después.

Plantea que los niños difíciles lo son por ser infelices. No se puede abordar el problema si no se consigue que estén a gusto con lo que hagan y con ellos mismos. Plantea educar el imaginario de los niños, también sus emociones para que las puedan gestionar y no obligar a hacer trabajo porque sí, con la sola motivación de obedecer.

Interpreta cuentos que habría que explicar lo que significan, como que frotar la lámpara de Aladino es una referencia a la masturbación. Puede parecer exagerado, pero sirve de punto de apoyo para cualquier debate y profundizar en el sentido de cómo educar. «Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia.» Nuestra juventud con leyes contra el odio se ve abocada a la indiferencia, a no pensar, a dejar pasar el tiempo y cumplir lo mínimo. «Odiamos a los demás lo que odiamos a nosotros mismos.» Por eso es importante abordar las causas de conductas antisociales. Pero se ha querido arreglar todo sobre la base de martillazos con la ley, las normas, las ideas, de un lado y de otro del espectro político.

«La promiscuidad es neurótica. Entre gente libre no habría amor libre.» En definitiva se trata de educar desde la realidad psicológica de la persona y no para que cumplan una conducta (programada) para la cual adiestramos al alumnado.

«Historia de la juventud» de Víctor Alba: De este libro recojo tres citas. De Nietzsche: «El joven que busca se ve obligado a crearse.» Lord Byron: «Los días de juventud son los días de plenitud.» Y Eliot: «La juventud es cruel y no tiene remordimientos.»

El orden que he seguido en esta ficha es el de la lectura de los libros, que hacía sin un método concreto, sino a medida que los iba encontrando, sobre todo en la Cuesta Moyano de Madrid. Con ellos fui alimentando mis ideas que tras un periplo vital desembocaron en un partido alternativo, un partido antipartido, que fue «Los Verdes», como movimiento asambleario en León donde participé. Nada queda de todo esto, pero sí la experiencia y lo vivido.

«Toda revolución va siempre precedida de un periodo de crítica de la sociedad en la cual se gesta.» El autor fue militante del POUM, Partido Obrero de Unificación Marxista. estudió derecho y tras salir de la cárcel al finalizar la guerra civil se exilió a Mésico, luego a EE.UU. para volver a España, Barcelona los últimos años de su vida (1970) Además de este libro leí suyos otras dos historias más: «Historia social de los intelectuales» y «Las ideologías y los movimientos sociales», de las que no hice ficha.

Su militancia política es determinante en sus conclusiones, o quizá viceversa. Leer un libro es empaparse de ideas, no hay porqué estar de acuerdo con lo que diga, más bien se trata de dialogar con el autor para hacernos preguntas como lector y buscar respuestas en la realidad.

Plantea la lucha generacional como motor de los cambios sociales. Cita al filósofo napolitano del s. XVII, Giambatista Vico: «La Historia es en realidad la historia de la lucha de generaciones.»También al filósofo español Julián Marías: «La generación determina las articulaciones del cambio histórico.» Mi pregunta cuando he dejado de ser joven es ¿hasta qué pinto la juventud no está determinada y condicionada por el Poder? Por ejemplo el mundo tecnológico virtual ¿es una elección o una imposición? Víctor Alba habla sobre la publicidad como elemento que determina conductas y deseos.

Descubre que hay muchas organizaciones que son de fachada, que se fomentan para desprestigiar o desenfocar lo que parece que defienden. Atraen a jóvenes para luego organizarlos en luchas a las que se les encamina. Cuestiona también los exámenes como fundamento del aprendizaje. Denuncia a Lenin como un dictador y a Stalin le señala como un asesino que ejerció la represión sexual y racista.

Es un buen libro a modo de manual de muchos términos de la política, que explica muy bien. Por ejemplo: Reaccionario es volver al pasado. Conservador es evitar los cambios. Reformador es quien cambia el presente y revolucionario quien crea el futuro.

«Manifiesto de la educación» por Gerard Mendel y Christian Vogt: Este libro tuvo mucha difusión, pasaba de mano en mano. Hoy nadie se acuerda de él. Es necesario recuperar fundamentos pedagógicos para tener herramientas que permitan salir del vacío actual. Impedir que la inercia nos arrastre.

Ambos autores defienden la lucha juvenil. Por un lado hay una ideología dominante y por otro la de los explotados. Una que es autoritaria y otra que es antiautoritaria. En la autoritaria incluyen a la familia y la sociedad en su conjunto. Imponen sus modelos de pensamiento. La ideología no es únicamente un conjunto de ideas, sino de actitudes. La hay burguesa, industrial y científica. Todas acaban convirtiéndose en Poder. La educación piden que se dirija a la libertad, hacer libres a los jóvenes, al alumno, pero para ello debe serlo el profesorado. Las personas frustradas superan sus fracasos personales siendo autoritarias y ejercen su poder con agresividad.

«La teoría es una práctica y viceversa.«

«Juventud y sociedad«, un estudio del Ministerio de Cultura del año 1983. Es un libro que recoge ideas de varios autores.

Juan Manuel Velasco: «Falta perspectiva de futuro.» «La juventud es un sector social, son los portadores de las utopías.» Las movilizaciones en los años 60 fueron «revoluciones en la vida cotidiana. En España más que cambios se buscaba tener un espacio propio.» Cuestiona las movilizaciones estudiantiles que son pasajeras e intermitentes.

Carlos Velasco: Trata el asunto del paro juvenil. Considera que nada cambia si no se transforman las estructuras sociales. Propone trabajar todos para trabajar menos. Algo que pasados los años sigue siendo una utopía. Luis Garrido Medina: Desarrolla una tesis sobre los jóvenes no integrados y los que son maduros psicofísicamente. José Araujo Sánchez: Plantea que la juventud como colectivo y estudio es una noción moderna. Ve que antes la paz era enseñada por los mayores, pero en la modernidad lo hacen los jóvenes. El adulto no cree en ella. Humberto Da Cruz: A este autor le conocí cuando fue presidente de la asociación «Amigos de la tierra.» Luego secretario de Vicente Albero, secretario de Estado para las Políticas del Agua y del Medio Ambiental en el Ministerio de Obras Públicas. Habla de un Partido Ecologista liderado por Fernando Enebral Casares. Se pregunta si el ecologismo no se convierte en una moda más que en conciencia ciudadana.

Fernando Savater, quien años después, 2003 hizo el prólogo de mi libro «Los fundamentos de la Renta Básica y la perestroika del capitalismo.» Cita al fisiólogo Rene Quintón: «La guerra es para los seres humanos lo que el agua tranquila para los cisnes, el lugar de su belleza.» Propone razones para el antimilitarismo, no sólo para el desarme y la no-violencia. Cuanta que los esquimales hacen las críticas a los demás en verso. Miguet Magdalena: Cita a Jung para hacer ver que el inconsciente es natural y fuente de muchos bienes, por eso es bueno conocerlo. . De nada sirven los discursos moralizantes sino los ejemplos de vida.

«Enragés: y Situacionistas en el momento de las ocupaciones«, por René Viénet: El autor fue miembro de la Internacional Situacionista entre 1963 y 1971, año éste en que dimitió. Este colectivo fue impulsor de las revueltas estudiantiles de los años 60 desembocando en el mítico Mayo del 68. «Enragés» significa «furioso.» Con este nombre se conoció a un grupo radical durante la Revolución Francesa. Crítico con el maoísmo cita una frase de Mao: «Atrévete a luchar, atrévete a vencer.»

Recoge una pintada: «No reivindicamos nada – No pedimos nada – Tomaremos – Ocuparemos – ¡Profesores, nos hacéis envejecer.» Él escribió el año 1963, cuando se funda la Internacional Situacionista: «Hemos sembrado el viento. Ellos recogerán tempestades.» Recuerdo que en aquellos años 80 leí «El opúsculo situacionista: sobre la miseria en el medio estudiantil.» recuerdo que me cautivó, pero no recuerdo ni hice ficha, tome unas notas perdidas en algún cuaderno.

«La violencia alcanzó su punto culminante, había dejado de ser monopolio de los estudiantes, era privilegio del proletariado… Los obreros habían entrado en lucha no sólo con los sindicatos sino además simpatizando con un movimiento de estudiantes y aún mejor, con gamberros, con vándalos que defendían eslogan escandalosos: «yo gozo con el adoquín», «No trabajéis jamás.»A los que el Partido Comunista Francés llamo «hampa.» Me lo creí.

Fui joven. Ahora sigo creyéndolo de otra manera, luchando por una sociedad joven que nazca de los viejos moldes, por eso defiendo la Renta Básica.

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