Es una novela donde el tema que trata se impone sobre la forma literaria. Cuenta cómo dos amigos jóvenes en Alemania se separan ante las contradicciones externas a ellos, una sociedad que les arrastra pero que forman parte de la misma, como también sus familias. Hans es judío, pero no sionista. Konradin es hijo de un conde cuya madre es antisemita. Ambos son cultos y sensibles. Hans no da importancia a ser judío, aunque lo es a modo de mentalidad y costumbre. Los dos van al mismo colegio. Su madre se relaciona con él mediante una ternura reprimida, tal como cuenta pasado el tiempo.

Hablan de “poderes ocultos”, cuando los nazis conquistan el Poder. Es algo que cambia sus vidas. Hans huye a Estados Unidos donde estudia Derecho. Sus padres se suicidaron antes de que les mataran en una cámara de gas. Han pasado treinta años. Ha escrito cosas, pero no poesía, sino lo que quiso, se dice a sí mismo. El autor es judío dedicado a la pintura y trata de comunicar el drama personal que supuso aquellos años.

El amigo de Hans fue ejecutado por intentar matar a Hitler. De traidor a la patria pasó a ser un héroe de la resistencia al finalizar la guerra. Al cabo de tanto tiempo Hans escribe sobre su amistad, no sólo sucedió la tragedia de la II Guerra Mundial, sino también su infancia, su mundo que quedó atrás y destruido. Y reconoce lo que aprendió de su amigo. No es una historia de culpables y víctimas, sino de la vida misma. Vemos que la existencia está por encima de cualquier acontecimiento, por tremendo que sea.

Uhlman escribe una segunda novela: “Un alma valerosa”, en la que el narrador es Konradin. La redacta este personaje de la novela anterior, siendo el otro punto de vista. La redacta el ser literario Konradin pocos días antes de ser ejecutado. Una experiencia novelesca que se puede saborear en los cuatro tomos de la novela «El cuarteto de Alejandría» de Lawrence Durrell.

Considera Konradin que la vida es una fortuna. A él le tocó llevarse mal con sus padres. Su progenitor se burlaba de él. El ambiente le arrastró. Reconoce que fue una chico educado, pero formado en la represión, lo que le hizo mantener un enorme autocontrol, algo que indica formó parte de toda una generación alemana, como si quisiera explicar el sustrato sobre el que se formó la gran tragewdia que vivió la Humanidad. Cuenta que sus profesores nunca mencionaron a Freud, ni a Proust ni a Einstein. Sus padres pagaban una educación cara, para hacer que fuera como luego salieron los de su generación, con los sentimientos castrados y con una visión muy limitada de la realidad. Dibuja un panorama que es lo que hizo propicio le auge del nazismo. Lo intenta comprender.

Se pregunta si su madre tenía sentimientos, sólo le hacía gozar la pompa y la gloria, como sustitutivo de un mundo emocional pobre, casi ausente. Cree que es importante saber que sentía su madre que fue tan antisemita. Él reconoce que admiraba a su amigo Hans. Quizá hay que tener en cuenta que el autor es judío.

El pueblo alemán fue capaz de odiar, porque les educaron de esa manera, pero ¿de amar? De alguna manera aquello afectaba a su amigo judío que se educó igual que él, pero pudo huir y reiniciar su mundo. Quienes se quedaron sufrieron ese mismo proceso, pero en el papel de víctimas y de víctimas propiciatorias. Por eso mismo pasó lo que pasó. En lugar de amor se generó devoción al líder, a Hitler. ¿Una proyección intencionada o surgió de esta manera?, a modo de una patología emocional de toda una sociedad.

Va a escribir sobre la parte interior de su familia, como si hiciera una radiografía de aquella época a través de lo que hervía dentro de las personas. Da mucha importancia a la manera de vivir, sobre todo los sentimientos, sin hacer un ensayo, sino contando sucesos cotidianos. Por ejemplo su madre nunca fue adúltera, pero sí coqueteaba con los hombres. Sin embargo su padre mantuvo relaciones sexuales con otras mujeres. Deja traslucir la hipocresía y las apariencias de su mundo. La imagen acabó devorándolos. Señala que su madre era frígida, que opinaba que sólo las prostitutas disfrutan del sexo. Ella detestaba mantener relaciones íntimas con su marido y con cualquier varón. Nos deja entrever los átomos que forman una época de la Historia.

Cuenta que no supo hasta el año 1944 que hubiera campos de exterminio de judíos. Lo cual no lo pone como excusa. Al revés, plantea que la gente miró hacia otro lado. Y que él se hizo nazi para salvar a sus padres, a pesar de todo lo que ha contado sobre ellos. Al final confiesa que amó a la madre de su amigo sin que ni ella ni nadie lo supieran. En contraste piensa que Hans sintió amor por la poesía. Él se reprimió, pero vivió la libertad fuera de sí mismo a través de su amigo.

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